Hace unas semanas fui a comer con mis amigos a un restaurante tailandés que me habían recomendado categóricamente mis compañeros de trabajo: El Petit Bangkok.
A mí me encanta la comida asiática, y siempre estoy dispuesta a descubrir nuevos restaurantes así que como me dejaron escoger restaurante fuimos al Petit Bangkok.
El restaurante está en c/ Vallirana, nº 29 (Barcelona) muy cerca de las paradas de metro Lesseps o Fontana. Tengo entendido que antes era un restaurante más pequeñito, y que debido a la gran afluencia de clientes decidieron trasladarse a este nuevo local mucho más grande.
Llamé un jueves para reservar el sábado para comer, y sólo tenían hora a las 15h, me pareció un poco tarde, pero ya sabéis lo que dicen: "lo bueno se hace esperar".
Nada más llegar llama la atención la decoración de local: las coloridas lámparas, la zona de dibujo para niños, el vistoso papel pintado de la pared... Bajo mi punto de vista el local destila optimismo y buen rollo.
Nos atendió un camarero ampurdanés muy simpático, que nos ofreció un vino delicioso de 21€ al precio de 12€ porque el vino que habíamos pedido se le había acabado. ¿Qué cómo estaba el vino? Magnífico.
Pho pla sod: rollitos de pasta de arroz fresca con gambas, verduras y menta fresca (4,90€)
Pho Pla Sod |
Satai Kai |
No nos decidíamos a la hora de elegir el plato principal, así que nos pedimos tres platos diferentes para probar un poquito de todo. Tengo que decir que los tres estaban espectaculares, pero que sin duda me quedo con el wok de gengibre y pollo que me pareció sublime.
Pad khing: salteado de gengibre, pollo, shitakes y verduras (9,90€).
Wok phad khing |
Pad med ma muang: salteado de verduras, castañas y almendras (9,90€).
Pad med ma muang |
Pad thai |
Para acompañar los platos principales pedimos un bol de arroz jazmín buenísimo (y sueltecito, como a mí me gusta) por 1,50€.
La carta de postres no es muy extensa, lo que es normal porque los platos principales llenan bastante, pero como queríamos probar algo diferente nos decantamos por los helados. En este caso elegimos: helado de leche de coco, helado de té verde matcha y helado de té rojo. El helado de té verde ya lo había probado (siempre suelo tener una tarrina en casa porque me encanta), así que yo escogí el de té rojo y no me decepcionó en absoluto: un helado cremoso, que mezclaba la amargura del té rojo con la suavidad de la leche. ¡Rico rico! Cada bola de helado cuesta 2,50€ -un poco caro en comparación con el resto de platos... pero valió la pena-.
A los que os guste la comida asiática o a los que queráis probar algo nuevo, os recomiendo este restaurante tailandés, donde comí genial y me atendieron estupendamente.
Ah sí, y un saludo a mis amigos que se fían de mí a la hora de elegir restaurantes.
Hace años tuve el privilegio de pasarme dos meses viajando por Tailandia y Bali. Me enamoré de esos países, de su gente y de su gastronomía. Gracias a este artículo, tan deliciosamente descrito y fotografiado, tengo una excelente referencia para volver a rememorar esos colores, olores y sabores que tanto me embaucaron. ¡Gracias por la recomendación!
ResponderEliminarChelo
Muchas gracias por tu comentario, Chelo!! Si te animas a ir al restaurante ya me contarás que te ha parecido. Un abrazo!
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